Nos encontramos en un momento de la historia donde podemos decir que todo valía. Las formas de producción habían cambiado, pero no había cambiado el concepto social, donde todavía se seguía entendiendo que el inferior debía una servidumbre y pleitesía al superior. Se vio con desagrado para los tiempos futuros que existiera la continuidad de que el señor feudal, ahora el empresario, el patrono, fuera dueño de todo lo que existía en sus fábricas o almacenes.
La Industrialización, dio un cambio con toda la forma de vida existente en ese momento, nos referimos, a la forma de vida del obrero y del campesino. A partir de este momento todo cambia, a nadie se le había informado del cambio existente, solo se pretendía que hubiera la suficiente mano de obra para trabajar en las fabricas, mano de obra que a través de engaños y otro tipo de supercherías invitaban a los campesinos a migrar a la ciudad, migrar hacia un trampa.
Los cambios que se experimentaron fueron muy grandes, pero también fueron grandes los millones de seres humanos que se sumieron en miseria y vivir de forma precaria incluso para la integridad de su propia existencia.
Nos encontramos con un momento histórico en que se había convertido el hecho dar trabajo a alguien como una señal en la que se entendía que el obrero le debía la vida al empresario por ese favor que le otorgaba. La burguesía triunfadora, que tiene ahora todos los poderes, sobre todo el político y el económico, ha sido quien transformo la sociedad en esta época de la historia, ha cambiado el sistema de producción, es la dueña de las fábricas, de la máquinas, pero todo este proceso histórico, ha sido construido sobre la explotación de los trabajadores, con jornadas de mas de dieciséis horas al día y a cambio salario de hambre.
“Es necesario que en la sociedad unos manden y otros obedezcan, Los que mandan tienen diferentes grados: los reyes mandan sobre los súbditos y se dirigen a los grandes, estos mandan sobre los mediocres, estos a su vez sobre los pequeños, y estos, sobre el pueblo. Algunos se dedican especialmente al servicio de Dios, otros defiende el Estado con sus armas y el resto alimenta a todos y mantienen la paz. Estos son los tres órdenes o Estados Generales de Francia, el clero, la nobleza y el tercer estado. Pero cada uno de estas ordenes está a su vez subdividido en grados subordinados al ejemplo de la jerarquía celeste”.
Charles Loyseau. Libro de órdenes y dignidades, 1610
Las condiciones de vida en ciudades eran realmente lamentables. Con el espíritu de mejores condiciones de vida y para huir de las hambrunas, los campesinos vinieron a la ciudad a buscar trabajo. Fue tal la cantidad de población que las ciudades se colapsaron. No se había previsto la mejora de ciudades ni tampoco el acondicionamiento de todas estas personas.
El trabajador al volver del trabajo, le tocaba vivir hacinado en un espacio reducido, con unas condiciones higiénicas deplorables. La utilización de patios interiores como viviendas, la aparición de barrios ocultos, barriadas periféricas, sin control de ningún tipo, formaba la otra cara de la moneda, la otra realidad urbana, el prosperar de la industria y el empeoramiento de la clase obrera. La falta de previsión por parte de la clase política, permitió que la clase burguesa pudiera enriquecerse mas, ya que al no existir alojamientos para los obreros, los empresarios habilitaron campamentos o barracones, por lo que lo obreros tenían que pagar cantidades considerables, amen de que algunos otros, algo mas emprendedores, pagaban a los trabajadores con vales que los canjeaban en los almacenes de la empresa a unos precios desorbitados.
“En la época que no ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escalera apestaban a madera podrida y excrementos de ratas, las cocinas, a col podrida y grasa de carnero, los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido, los dormitorios, a sabanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre, las curtidurías, a lejías cáusticas, los mataderos, a sangre coagulada, Hombre y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia, en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajolos puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo, el oficial de artesano, como la esposa del maestro, apestaba la nobleza entera y, si, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno, porque en el siglo XVIII aún no se había atajado la actividad corrosiva de las bacterias y por consiguiente no había ninguna acción humana, ni creadora ni destructora, ninguna manifestación de la vida incipiente o en decadencia que no fuera acompañada de algún hedor”.Patrick Suskind, el perfume, 1985
Las ciudades comenzaron a crecer, con lo que se llamo los extrarradios o los ensanches. Se había obligado a venir a mucha gente a la ciudad, ya que una de las cuestiones predominantes en este momento era que el único sistema productivo era el de la gran fábrica o industria, condenando así de esta manera a todos las ramas industriales que antes habían prosperado en las zonas rurales.
El problema de la vivienda obrera, era una necesidad de funcionamiento de la organización económica, basada en la concentración de la mano de obra barata, y naturalmente no se resolvía de manera espontánea sino que por el contrario empeoraba, con la correspondiente tensión social que generaba, y por este motivo, por esta forma de vida, fue donde se empezaron a gestar los movimientos reivindicativos eficientes y eficaces.
Los barrios obreros, se construyeron en condiciones verdaderamente ínfimas para la vida humana. Se convirtieron en una autentica lacra para el concepto de la forma de vida de la persona humana. Cada país resolvió el problema de la forma que pudo pero en todos los casos partían del mismo patrón, lo peor en lo referente a la utilidad de las viviendas, careciendo de luz, ventilación, patios, etc., y todo para sacar el mayor partido posible al suelo.
Las barriadas donde las condiciones de vida son peores y donde la concentración obrera es mayor, se comienza con la subversión social, primero fue la Revolución Industrial y ahora comenzaba la Revolución social.
Hubo ciertos adelantos, protagonistas de la industrialización, de decidieron realizar una serie de proyectos encaminados a la mejora de las condiciones de vida de sus trabajadores, un pionero en esta materia fue Robert Owen.
Compro una fábrica de hilados en New Lanark (Escocia), allí, crea una innovadora guardería para los hijos de los trabajadores y a continuación proyecta la construcción de una ciudad que fuera autosuficiente, donde simultáneamente se combinara el trabajo industrial y el agrícola, los hijos serían atendidos de forma colectiva y educación continua, existiendo medidas higiénicas, espacios aireados y habitaciones privadas.
(Las fábricas de New Lanark siguieron funcionando hasta 1968. Después de un período de decadencia, se fundó en 1975 el New Lanark Conservación Trust con el fin de impedir la demolición del pueblo. Hoy día, la mayoría de los edificios se han restaurado y el pueblo se ha convertido en una atracción turística importante. Es también uno de los cuatro lugares de Escocia reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO).
Vista de New Lanark desde Panorámica de New Lanark
un promontorio forestal.
Charles Fourier, filosofo francés, propone una ciudad en sectores con forma de anillos concéntricos, donde el sector central sea de servicios y administración, abriéndose, aparecería la industria y el más periférico estaría el agrícola. Estas ideas serían llevadas a la practica por J.B. Godin que funda Guisa durante el II imperio, con algunas variables como la de volver a la vida familiar en apartamentos compatibles con los servicios, serían los Familisterios con sistema de cooperativas.
La ciudad de Icaria, proyectada por Etienne Cabet, de planta geométrica con un río que forma eje central, que facilitaría la circulación separada de peatones y vehículos, no tuvo mucha aceptación en cuanto a su practicidad.
La ciudad Industrial de Tony Garnier, preocupación por trazar una ciudad a tendiendo a sus funciones industriales, planificando tanto el espacio con la vivienda, se construiría de hormigón armado, para edificios de viviendas, servicios, industrias, tendría cabida para unas 35.000 personas con seis kilómetros de largo.
A continuación hubo más iniciativas, la familia Krupp construyo el primero de sus pueblos modelos en las factorías de acero de Essen
Factoría Krupp Gun Works,
George Cadbury, fabricante de chocolate, construyo la ciudad de Bourneville, con fines industriales y benefactores.
En 1895 el famoso fabricante de chocolates George Cadbury fundó la ciudad de Bournville, próxima a Birminghan, con 500 casas situadas en amplias parcelas y repartidas entre calles sinuosas dotadas de arbolado. La población dependía del complejo industrial cercano y se apreciaba en ella la separación por zonas de las actividades residenciales, laborales o deportivas.
Con estas iniciativas, se intento borrar el penoso recuerdo de las llamadas Campany Towns, las ciudades de la compañía, que han sido una de las consecuencias más tristes del periodo industrial. Estas ciudades se establecían en los lugares de extracción de las materias primas. Los que allí habitaban, en cabañas y chozas, no tenían derechos civiles ni instituciones ciudadanas de ninguna clase. Vivían sujetos a la tiranía de un agente de la compañía, del que dependían para todas sus necesidades.
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