martes, 23 de junio de 2015

La ciudad medieval.


Según Jacques Heers la ciudad medieval no responde a un modelo único, cada ciudad es distinta a las demás, tiene sus propias características fruto de "una personalidad continua, constantemente renovada y en definitiva nunca concluida".
Es cierto que ni las motivaciones creadoras, ni el papel desempeñado en los entornos donde se ubican, ni el desarrollo o crecimiento que alcanzan es similar para todas ellas. Sin embargo, las ciudades, por muy diferentes que sean entre sí, tienen todas ellas elementos comunes que las definen como tales y las distinguen de otras realidades.

Ciudad medieval

En primer lugar, el origen de su creación suele ser un documento fundacional redactado por el monarca o señor del territorio en el que quedan establecidas las condiciones de la relación que va a establecerse entre él y los pobladores del nuevo lugar.
En segundo lugar, se elige para su establecimiento un emplazamiento deshabitado en el que crean un hábitat concentrado y cerrado en contraposición con el sistema abierto y disperso del mundo rural.
La combinación de estos dos elementos genera una realidad espacial, jurídica y social totalmente diferente al entorno en el que se ubican.
El desarrollo del documento fundacional que establece los privilegios del nuevo grupo social, creará una sociedad totalmente diferente: en cuanto a sus libertades personales; en cuanto a sus actividades económicas, que dejan de ser exclusivamente agrícolas para poder dedicarse a los trabajos artesanales y al comercio; y en cuanto a su autonomía, ya que tendrán la capacidad de autogobernarse por medio de la elección de sus cargos concejiles.
No obstante estas desigualdades sustanciales, el nuevo grupo urbano siente la necesidad de acrecentar las diferencias dejando bien patente, desde el punto de vista físico, y espacial, que quieren ser otra realidad.
Para ello construyen sus viviendas agrupadas en un espacio que cercarán de inmediato para protegerse de los enemigos y también para diferenciarse y no confundirse con los no privilegiados.
Hacia el siglo XI ya había desaparecido el terror de los bárbaros. Tras siglos de una economía rural de subsistencia, la mejora de las cosechas empezó a producir excedentes.
Siempre que hay excedente agrícola se desarrollan dos actividades: el comercio y la especialización (división del trabajo). Ésta última es la que caracteriza a los poblamientos que llamamos ciudades.
A diferencia de las ciudades antiguas (que se organizaban alrededor de los que sabían algo esencial para la supervivencia de los demás), lo que ocurrió en la Edad Media es que los comerciantes, artesanos, etcétera acudían a los castillos de los señores, abadías u otros donde se habían acumulado las riquezas procedentes de las rentas feudales.
Los comerciantes y artesanos se agrupaban sin orden en las proximidades de los castillos. Estos nuevos barrios se empezaron a llamar burgos y a sus habitantes, burgueses.
La burguesía constituye una nueva clase social cuya riqueza no está ligada a la posesión de tierras. Esto acabaría provocando la crisis del feudalismo.

Los artesanos

La palabra artesano designa a la persona que ejerce un arte práctico (que, a diferencia de las bellas artes, cultivadas por los artistas, sirve para remediar alguna necesidad material). O sea que lo artesano no tiene nada que ver con la salud (no es que hubiera artesanos que gozaban de buena salud y artenfermos con gripe).
Como la emigración a las ciudades era un poco caótica y la mentalidad de la época un poco timorata, los artesanos del mismo oficio solían establecerse en la misma calle. Por eso las calles de los cascos antiguos suelen llamarse de los plateros, de los tintoreros, de los zapateros.

Los gremios

Esta mentalidad poco lanzada que comentamos, provocó que los artesanos se agruparan en los gremios que, por un lado, defendían sus derechos, atendían a las necesidades de los agremiados (huérfanos y viudas). Por otro lado, el gremio regulaba totalmente la actividad de los artesanos impidiendo de hecho cualquier iniciativa.
En el taller-casa vivían los aprendices, que empezaban a aprender el oficio a los siete años. A cambio de su trabajo (bastante duro, por cierto), el Maestro les mantenía, pero no les pagaba sueldo. Cuando el aprendiz dominaba el oficio, el gremio le hacía una prueba y, si la superaba, pasaba al grado de oficial. Entonces ya podía cobrar un pequeño sueldo.
Con el paso del tiempo, si era capaz de hacer una obra maestra, el gremio le nombraba maestro y entonces podía establecerse por su cuenta.

Gremios con origen medieval

Las garantías de la seguridad social, las vacaciones pagadas, seguros de desempleo, pensión de jubilación, etcétera son logros muy posteriores (en algunos casos habrá que esperar hasta el siglo XX).
En esa época no había más fiesta que los domingos. Se trabajaba entre 12 y 16 horas al día.

Urbanismo en la Europa medieval

Toda la cultura europea durante la Edad Media tiene, como dijimos, un marcado carácter agrícola. La ciudad medieval es una ciudad amurallada que aparece como lugar cerrado dentro del paisaje agrícola y forestal, sirviendo de fortaleza defensiva y refugio de sus habitantes y campesinos del entorno, a la vez que constituye el mercado del área de influencia.
En el burgo tiene lugar el surgimiento de actividades distintas a las agrícolas, que favorecen el florecimiento de una economía monetaria y la especialización de los trabajos, constituyendo un marco heterogéneo donde el hombre rural se libera de sus dependencias ancestrales gracias al anonimato y a las posibilidades que ofrece la ciudad como centro de producción de los distintos saberes de la época.
Las universidades juegan ahora un papel destacado en el desarrollo de la cultura que se refleja en las ciudades, sobre todo en los conjuntos urbanos que aparecen junto a estas universidades.

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