viernes, 26 de septiembre de 2014

¿Cómo era la economía mundial en el siglo I ?

El Imperio Romano concentraba el 25% de la riqueza mundial; le seguían Irán, Medio Oriente y África, en el orden de las regiones más prosperas del mundo
La economía global del siglo I, dominada por el Imperio Romano, tenía un sistema bancario, una moneda que se usaba tanto en Italia como en la península ibérica o Britania y un sistema legal unificado
 
El Imperio Romano dominaba la economía mundial en el siglo I. Foto: AFP 
 
Los documentos históricos son escasos, pero un estudio del alemán Deutsche Bank calcula que Roma controlaba el 25% de la producción mundial y que su sombra imperial se extendía por gran parte del planeta.
Según el estudio, sus principales rivales eran Parthia -aproximadamente lo que hoy es Irán - y los bárbaros de Alemania, que apenas generaban un 2% y 1% de la producción mundial, respectivamente.
Peter Temin, economista emérito de la Universidad de Massachusetts y autor de The Roman Market Economy (La economía de mercado romana), opina que la economía del imperio romano en el siglo I era similar a la del siglo XVII y XVIII, justo antes de la gran revolución industrial.
El sistema bancario era mucho más rudimentario que el actual, pero servía para financiar el consumo y la producción. Peter Temin, Universidad de Massachusetts
"Desde luego que la industria y agricultura eran mucho más rudimentarias que lo que tenemos hoy, pero había una economía de mercado y una distribución del ingreso tan desigual como la actual en Estados Unidos", indicó a BBC Mundo.
Y, según los expertos, el imperio era "la columna vertebral de esa economía".

EL IMPERIO SIN FIN

En "La Eneida", Virgilio caracteriza a Roma como el imperium sine fine.
Y es que, hasta donde daban los conocimientos de la época, el imperio abarcaba prácticamente el mundo entero: casi toda Europa Occidental, el norte de África, partes de Medio Oriente. Más allá, la barbarie o lo desconocido.
Si se suman tanto los miembros plenos como los estados tributarios, el cálculo del Deutsche Bank -en un estudio que no incluyó a China, India y América- es que el Imperio Romano representaba el 70% de la economía global.
 
Virgilio caracterizó a Roma como el imperio sin fin. 
Este imperium sine fine tenía entre 50 y 100 millones de habitantes y una red de carreteras tan avanzada que se siguió usando hasta el siglo XIX.
"El sistema bancario era mucho más rudimentario que el actual, pero servía para financiar el consumo y la producción. Los préstamos tenían tasas de interés y usaban colaterales para garantizarlos como, por ejemplo, la propiedad de los viñedos", señaló a BBC Mundo Peter Temin.

ROMA LA ESPLENDOROSA

Durante mucho tiempo los historiadores caracterizaron a Roma como una economía que giraba en torno a una agricultura de subsistencia, con ínfima innovación tecnológica y un desarrollo que, para muchos, era un virtual estancamiento.
Sin embargo, según Willem M. Jongman, de la Universidad de Groningen, Holanda, y autor de The Economy and Society of Pompey (La economía y sociedad de Pompeya), el imperio fue una de las cimas del crecimiento pre-industrial.
"El problema era que los ingeniosos cálculos que hacían los historiadores del PIB de Roma se basaban en muy pocos documentos. Era el equivalente a reconstruir el PIB de Estados Unidos con los recibos del precio de una hamburguesa en Kentucky en los años 30, de un coche en Virginia en los 60 y del salario de un electricista en San Luis en los 70", señaló a BBC Mundo.
Con los avances de la investigación arqueológica, los historiadores pudieron superar este obstáculo al poder reconstruir la sociedad de una manera mucho más precisa a partir del análisis exhaustivo de la tierra, las ciudades, las ruinas, los utensilios y adornos.
"Esta nueva metodología nos ha permitido ver que el imperio romano tuvo un gran aumento poblacional y que experimentó un fuerte incremento del consumo y la producción. Desde ya que no era una economía como la moderna que crece a un 1,5% anual y tiene grandes avances tecnológicos, pero sí una economía que se expandió y permitió un mejoramiento sostenido del nivel de vida", indicó Jongman a BBC Mundo.
Los hallazgos de osamenta animal y de criaderos de pesca han permitido constatar un aumento del consumo de carne y el pescado en una población en continuo aumento.
La existencia de viñedos y la comercialización del vino por buena parte del imperio es otra muestra de una importante industrialización agrícola.
Roma era una ciudad de un millón de habitantes. Recién en el siglo XIX Londres llega a tener este volumen de gente. Como puede ver cualquier turista hoy en día, no se trataba de una ciudad de chozas construidas en medio del barro. Willem M. Jongman, Universidad de Groningen
"Roma era una ciudad de un millón de habitantes. Recién en el siglo XIX Londres llega a tener este volumen de gente. Como puede ver cualquier turista hoy en día, no se trataba de una ciudad de chozas construidas en medio del barro.
"El nivel de edificación era tan sofisticado que no sólo asombró al Renacimiento sino que nos sigue enmudeciendo hoy. En esta ciudad tan sofisticada las necesidades de sus consumidores eran atendidas por este continuo excedente de la producción agrícola o vitivinícola o ganadera", indicó Jongman.

LA PAX ROMANA

La mayor parte del comercio se hacía en el interior de este vasto imperio dividido en provincias, como se llamaba a los territorios conquistados que poseían un altísimo nivel de autonomía.
Pero a Roma llegaba arroz importado de India y seda de China.
El imperio usó más hierro y metales que todas las sociedades previas.
En España, Galia, Bretaña y las provincias del Danubio se abasteció de oro, plata, cobre, carbón y bronce usados en la construcción edilicia y en la fabricación de armas, llaves, sellos y carros de combate.
Los estudios arqueológicos permiten reconstruir cómo funcionaba la sociedad romana. 
 
"Había una pax romana. Roma proveía una seguridad que ninguna sociedad pre-industrial podía tener respecto al pillaje y la piratería. A cambio los países pagaban tributo. La conquista era cruel, pero una vez pasada esta etapa, los romanos mostraron un gran talento para el gobierno.
"Si Roma se beneficiaba, lo cierto es que también había progreso en las regiones que incorporaba como se veía en el aumento de la población, consumo y producción de esos territorios", señala Jongman.
Una de las tres regiones en que estaba dividida la península ibérica, la hispania Baetica -actual Andalucía- se convirtió en una gran exportadora de aceite de oliva: su mayor cliente fue la misma Roma.
Las ánforas halladas en Monte Testacio, Roma, son uno de los "documentos arqueológicos" del volumen de esta exportación: contenían unos 580 mil metros cúbicos de aceite.
El cálculo es que solamente esa zona del Monte Testacio en Roma importaba más de 7 millones de litros anuales.
"El otro gran poder de la época, China, era un estado replegado sobre sí mismo. Es la gran diferencia con Roma, que era una potencia en permanente expansión.
"Por eso, en la medida en que se puede, si hablamos de la economía mundial del siglo I, estamos hablando del Imperio Romano", destacó a BBC Mundo Peter Temin.

jueves, 25 de septiembre de 2014

PRÓXIMAS CLASES


Les acercamos el calendario próximo

30 de septiembre. 17hs Todo práctico en taller, es como una pre entrega donde se debe tener toda la grilla en borrador para seguir trabajando en clase mientras los ayudantes realizan una corrección obligatoria que se registrara.
7 de octubre: Entrega de la grilla de Imperio Romano de 17 a 17,30hs y luego 1er teórico de Medioevo
14 de octubre: 17 hs Clase teórica sobre el nuevo practico de Medioevo y luego practico de corrección del tema.

21 de octubre: Clase teórica de Medioevo y luego práctico de corrección del tema.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Los muebles en la Roma antigua



EL MUEBLE EN EL IMPERIO ROMANO

La casa romana, austera exteriormente, disponia de una riquisima variedad de mobiliario en su interior. El protagonismo de la madera y el bronce.
Roma conquistó y domino todas las tierras del Mediterráneo y doto a esta diversidad de pueblos de una cultura común.
Gracias a las excavaciones de Pompeya y Herculano podemos hacernos una idea de cómo era la vida hace veinte siglos, en los restos arqueológicos encontrados figuran muebles de madera: camas, mesas, armarios y otros objetos que nos permiten imaginar como era su ambiente.
El romano fue un pueblo eminentemente poderoso y practico, culturalmente la influencia de Grecia es importante y se llegan a repetir exactamente algunos tipos de mueble; pero destaca el empleo de bronce con elementos originales.
Los muebles de bronce, cuya decoración es muy rica, unas veces se cincelan y otras se recubren o incrustan de plata y metales preciosos. Otros complementos de la decoración fueron el uso de telas y de tapices, llegados desde pueblos mas alejados del Imperio.
Los romanos gustaban de usar pocos muebles en sus casas. Se daba importancia a los ambientes diáfanos, aunque esto no quiera decir que no existiera una gran variedad de muebles. Los romanos empleaban hasta cinco tipos de mesas de diferentes, todas de origen griego y de diferentes formas geométricas, rectangulares, cuadradas o redondas, también se diferenciaban por el numero de patas, tres o cuatro.
Gracias a los artesanos y tallistas las patas adquieren formas de animales. Contaban con un gran numero de asientos, taburetes sin brazos o respaldo, sillas entronizadas, pesados sillones y lechos para acostarse durante los banquetes.
La decoración, en la mayoría de las viviendas y siempre en las casas nobles, era extraordinaria. Se empleaban molduras con diferentes motivos, la mayoría florales, relieves de estuco, etc. Grupos de estatuas, murales al fresco y mosaicos, con escenas de la vida cotidiana acompañaban a los romanos en su vida diaria.
En Roma encontramos la silla en forma de tijera, que se repite en Egipto y Grecia, a veces plegable y de bronce (bisellium) y que servia de taburete y apoya pies. A veces los laterales o brazos de los bisellium eran rematados con un relieve de cabeza de animal.
Había sillas de piedra con respaldo cóncavo, y que al contrario de lo que pudiera parecer eran cómodas, decoradas con relieves o inscripciones. Los sillones de piedra o mármol, ricamente ornamentados y tallados en sus laterales con motivos alados o con representaciones de animales, pero el asiento mas característico de la época fue el (curul) reservado para personajes públicos, algunas tienen las patas de doble curvatura con anillas para ser transportadas y ricamente decoradas.
En los lugares públicos eran corrientes los bancos (scamun) de bronce o de piedra. La mesa ocupaba un lugar importante en la casa, eran rectangulares con soportes de piedra, bronce y con tablero de maderas exóticas. En otras, los pies eran torneados o estriados con terminación en garras.
El (cartibulum) era la mesa característica con soporte de mármol, generalmente dos patas simulando dos leones con terminación con garras y entrelazados con hojas y volutas. Los (lararium) eran unos pequeños armarios que ocupaban un lugar en el atrio de la casa, donde se adoraban a los dioses domésticos. Los arcones eran similares a los griegos y egipcios con rasgos idénticos. El (lectus) lecho romano con armadura de bronce o madera con soportes torneados y brazos curvos. El (triclinio) lecho grande con capacidad para tres personas utilizado tanto por griegos y romanos para comer, todo decorado con telas y almohadones. Existían otros muebles secundarios como veladores, candelabros, etc...

LA ESPADA ROMANA







Introducción
La Gladius no sólo fue la espada legionaria, también fue una espada legendaria. Recuentos históricos nos hablan del terror que los demás pueblos sentían en el campo de batalla ante ésta formidable arma. Sin embargo los Romanos no eran ajenos a este pavor, ellos mismos lo habían sufrido en el pasado al encontrársela por vez primera durante la Guerra Púnica -siglo III AC-. Cuando estas mortales espadas eran empuñadas por los Celtíberos, quienes causaron tantas bajas y heridas que los generales Romanos no lo dudaron y decidieron adoptarlas inmediatamente. Un ejemplo de su efectividad lo obtenemos de los épicos recuentos de Livio los cuales nos dan una imagen descriptiva y detallada del terror que los Macedonios sufrían al ver las heridas infligidas a sus camaradas por los Romanos. Pero qué era lo que hacía mortal a la gladius. Ni más ni menos el que ésta era ideal para las legiones Romanas. La gladius era una espada para ser utilizada en equipo, por una tropa disciplinada y obediente, cuyo ataque rápido y mortal daba una ventaja sin igual. La gladius no fue tan solo un mera arma sino que también fue el reflejo de una época, la época dorada de Roma. Como hemos dicho era una pieza de armamento que debía de ser utilizada por una tropa obediente, de lo contrario su efectividad, si bien útil, se reducía en gran medida. Esto hace que no nos sorprenda el que fuera reemplazada por la spatha cuando el caos sumió a Roma y las legiones ya no eran lo que alguna vez fueron, disciplinadas y entrenadas como en los tiempos de gloria Imperial.En este artículo veremos no solo las características técnicas. Sino que también analizaremos las diferentes ventajas tácticas que la gladius le ofrecía a las legiones. Muchas veces estas ventajas eran críticas para lograr la victoria. También observaremos un análisis estratégico sobre su utilidad y uso.

Orígenes
Actualmente se consideran cuatro tipos, o variantes, base de gladius. La gladius Hispaniensis -la más antigua y heredera directa de las portadas por los Celtíberos-; la gladius Mainz -Maguncia- sucesora de la primera; la gladius Fulham y la gladius Pompeii. Los nombres, o si así lo prefieren denominaciones, de cada variante de la espada, por cuestiones obvias, no son idénticos a los utilizados por los Romanos en su tiempo, salvo el de Hispaniensis. Cada tipo de gladius fue nombrado en base al lugar geográfico donde ha sido hallada, arqueológicamente, la primer pieza de dicha variante. En la actualidad nos encontramos con que hay un gran debate y confusión sobre el nivel de parentesco entre la Mainz y la Hispaniensis. Durante muchas décadas algunos estudiosos llegaron a creer que ambas eran la misma espada, solo que con simples variaciones en la hoja. Sin embargo actualmente esta idea ha sido abandonada y se ha optado por concluir que la Mainz, sucesora de la Hispaniensis, es en realidad una espada puramente Romana. Si bien claramente fuertemente basada en la Hispaniensis, sus elementos y forma son claramente propios de Roma y sus necesidades. No hay una confusión así con las variantes Fulham y Pompeii. Ya que sabemos, con seguridad, que son variaciones de la Mainz que se fueron dando con el tiempo, y sobretodo con los cambios estratégicos en la manera de hacer la guerra. Si bien tenemos algunas con puntas más cortas y diferente moldeado de hoja, otras con hoja acinturada y variaciones en la empuñadura. Es indudable que al fin todas son correspondientes al mismo tipo de espada.Pero veamos dónde y cuándo es que los Romanos la descubrieron por vez primera. Esto ocurrió en el siglo 3 AC, en pleno calor de la Guerra Púnica, cuando las tropas de mercenarios de la Hispania, comandados por Aníbal, lograron hacer tales estragos en las filas Romanas que varios legionarios se negaban a continuar luchando. Esta espada presentaba un tipo de combate totalmente diferente al visto hasta el momento. Era ideal para formaciones compactas y cerradas de ataque frontal -algo que a los Romanos les agradaba en exceso-. Su utilización no sólo era eficiente en el ataque de penetración y perforación, ataque para el que esta espada fue creada, sino que también era una excelente espada de corte cuyo doble filo daba una ventaja sin igual. Estas y otras razones fueron más que suficientes para que los ejércitos de la Urbe las adoptaran sin dudarlo.
Etimología
Si bien la palabra gladius nos trae a la mente a los gladiadores, esta espada no tiene nada que ver con estos combatientes. En el combate los gladiadores utilizaban unas largas dagas de unos 30 centímetros. Gladius, en Latin, significa ni mas ni menos que espada. Mucha gente suele confundir conceptos e interpretar gladius como gladiador. Pero gladiador significa simplemente "espadachín". También suele existir confusión con los gladíolos, cuya flor asemeja pequeñas espadas. Gladíolo -gladiolus- significa, aproximadamente, "espadita" y obtiene este nombre por la peculiar forma de sus hojas puntiagudas. La gladius se convirtió en una espada tan popular y extendida por el Imperio que cuando fue reemplazada la palabra "espada" -gladius- ya se había convertido en su nombre propio. Por lo que su heredera, la spatha, daría el nombre genérico a las espadas. Pero la gladius, como una reina entre las espadas, conservaría su nombre para si misma.

Características
En el campo de batalla
Como hemos mencionado la gladius es una espada excelente para formaciones compactas. Su cruce de hoja romboide le daba una estabilidad óptima para ser alineada con el codo y el hombro en un ángulo de 90 grados, correr el largo escudo -Scutum-, y provocar una herida perforante en el abdomen del enemigo, que en la gran mayoría de los casos si no mataba instantáneamente lo hacía posteriormente. Su tamaño, de unos 60 centímetros, la hacía ideal para esta tarea. En si la ventaja táctica de no estaba, enteramente, en la destreza personal del combatiente. Sino en la disciplina de la fila de hombres. Cuyo ataque primario consistía en protegerse de forma mutua con sus escudos y, corriendo éstos ligeramente para crear una diminuta abertura, apuñalar a sus contrincantes. Dicha estrategia los hacía no sólo mortales sino que también les otorgaba una defensa superior. Tal estrategia se puede ver claramente durante la Guerra de las Galias. Las legiones de César, atacando de forma compacta y escalonada, podían sincronizar las filas para rotar, durante el mismo combate, a los hombres agotados y heridos de las primeras lineas por hombres frescos de las traseras. Esto ponía en serios problemas a los desorganizados Galos que debían enfrentarse constantemente contra hombres frescos y de espíritu renovado. Sin embargo decir que la gladius era útil sólo en combate cerrado sería una injusticia para con tan formidable pieza bélica. Esta no sólo era útil en el ataque de perforación. Por ejemplo si ocurría un flanqueo por parte del enemigo y la estructura compacta de la cohorte se veía comprometida, la gladius servía perfectamente como una espada de lucha y corte, dándole así al legionario la oportunidad de seguir combatiendo, eficientemente, en caso de que las cosas no resultaran como el General o Centurión lo desearan.

La hoja

La hoja de la gladius era su principal y más importante ventaja. Su diseño variaba dependiendo del tipo de gladius pero mantenía una línea general. Veamos sus características principales:
De unos 60 centímetros de largo
Hecha de hierro tratado por carbunización -como la galvanización actual pero con carbón-
Hoja de doble filo, de cruce de hoja romboide. Esto la hacía un poco más pesada pero le daba la estabilidad necesaria para un ataque alineado con el codo
Diseñada para perforar. Pero Además era eficiente en combate cortante
Recta y ancha, pero esto variaba dependiendo del tipo. Algunas gladius tenían su hoja acinturada
Punta en V alargada, esta era su principal característica de perforación. El largo de la punta le otorgaba menor superficie de contacto y por ende menor roce. Ideal para traspasar una cota de mallas o un escudo de madera.

La empuñadura

Era regla que, a diferencia de las espadas largas medievales, se hiciera aparte de la hoja. Esta generalmente podía ser de madera aunque versiones más distinguidas, para rangos más altos, la tenían de hueso o marfil. Las que se hacían con madera generalmente eran tratadas con distintos aceites para evitar que la madera se pudriera y además darle una mejor textura y resistencia. El pomo, es decir la pelota que aparece al final de la empuñadura de la espada, era esférico -salvo en algunas Pompeii que era un círculo chato- cuya función era la de evitar que la espada se zafara de la mano del legionario.Al guarda-mano, o sea figura romboide que esta entre la empuñadura y la hoja, y que protege la mano del soldado, generalmente se le colocaba una pieza de latón. De esta manera si se entraba en un combate de espada contra espada intenso y se sufría un golpe recto en el guarda-mano propio, la espada enemiga no atravesaría la madera infligiendo un daño terrible en la mano del legionario que la empuñaba. Más allá de que en algunas películas se muestren las empuñaduras de las gladius talladas y decoradas esto era extremadamente raro. Y el hecho de que la gran mayoría fueran de madera, lamentablemente, hizo que sólo una extremadamente pequeña cantidad de empuñaduras lleguen a nuestros días. Un detalle que se hace reconocible instantáneamente en las gladius es que el mango de la empuñadura estaba formado por medios círculos pegados unos con otros. Esto no era meramente decorativo sino que le otorgaba un agarre y comodidad sin igual, además de limitar o eliminar la posibilidad de que corriera la mano por el mango tras un golpe fuerte.

OCUPACION DEL TERRITORIO


La Muralla y el campamento

La construcción de una muralla para los romanos tenía un carácter mágico. La línea por donde se levantará el muro era delimitada en el ritual de fundación de la ciudad y separaba la urbs del agger. En época republicana se construían con aparejo poligonal y la puerta en forma ojival por aproximación de hiladas, pero a partir del siglo III a.C. debido a la influencia griega comienzan a desarrollarse formas monumentales de amurallamiento, así como el empleo de la técnica del emplectom que consistía en dos muros de piedra (opus quadratorum) rellenos de tierra y cascotes. A finales del siglo II a.C. comienza la monumentación de las puertas que continuará Augusto con las dobles puertas con patio interior (procedentes del mundo griego), rodeado éste por altos muros. También son aportaciones de Augusto las torres cuadrangulares.
A partir del siglo III d.C. con la llegada de las invasiones, se construyen murallas de nueva planta por todo el
imperio y se refortifican las existentes. Se aumenta el grosor de los muros así como el número de torres que suelen ser semicirculares y se incrementan los elementos de defensa. La construcción de estas fortificaciones es encomendada al ejército mediante programas imperiales.

Los campamentos:

Denominados “castra o castro” los conocemos por hallazgos arqueológicos y por las descripciones de Higinio y Polibio. El campamento servía para albergar un contingente militar durante un periodo determinado de tiempo, así se dividían en:
Temporales hechos de madera y de pequeñas dimensiones y permanentes eran grandes y poseían buenas defensas. En su emplazamiento influía fundamentalmente la existencia de una fuente de agua en las proximidades. La plata era cuadrada en época republicana y rectangular en época imperial.
Para su construcción se comenzaba por excavar un foso y levantar una empalizada sobre un terraplén, ésta medía de 3 a 4 m y estaba formada por troncos atados entre sí. Para la muralla se empleaba la técnica del emplectom. La construcción se terminaba añadiendo torres, sobre todo en las esquinas y puertas. En el interior, el cuartel general se situaba en el centro, en torno a él se distribuían las residencias de los comandantes(praetorium) y los graneros; a continuación los barracones, almacenes y talleres; quedando en la zona perimetral las letrinas y los establos.

La expansión del poder romano se basó en la fortaleza de sus legiones. Los campamentos de legionarios aseguraban la protección de las provincias de tan vasto territorio, que abarcaba 60 millones de habitantes. El campamento militar, organizado siempre de la misma manera, era un reducto que imitaba la ciudad de Roma, un espacio romano asentado en medios provinciales.

Al final de la marcha, las legiones levantaban campamentos siempre con el mismo trazado, aunque el tamaño variaba según albergase una cohorte, una legión o un ejército entero. Si el ejército quedaba estacionado durante mucho tiempo, el campamento se convertía en semipermanente o permanente, siendo levantado con materiales más duraderos.

Rodeado por un foso y un muro y de planta rectangular, lo cruzaban dos grandes vías, que daban a su vez a cuatro puertas. Las partes principales eran el praetorium, donde se asentaba el Estado Mayor, el forum, para celebrar las asambleas militares y la sala de los estandartes, aedes signorum. También se situaba el tribunal, donde el gobernador administraba justicia, y el auguratorium, para la consulta augural de la voluntad de los dioses, que era realizada por el propio gobernador sirviéndose de manuales al uso. Las legiones se disponían en hileras paralelas de tiendas, en cuyos extremos se situaba la del centurión.

Según los relatos de los autores antiguos, en los campamentos romanos había buhoneros y prostitutas indígenas. También nos hablan de la baja moral de los soldados, que no tenían excesivo interés en volver a Roma para pasar a engrosar las filas de los desheredados de las ciudades. Además, muchos de ellos establecían sólidos vínculos con las poblaciones locales.

INDUMENTARIA Y ACCESORIOS





Introducción

En Roma la vestimenta tenía una misión concreta, comunicar el status social del que vestía la prenda. La stola cumplía esta misión. Su objetivo era mostrar, manifestar a simple vista, que la mujer estaba casada. La prenda era más bien formal y sobria comparándola con otras túnicas como el chiton o el peplos. Como acabamos de decir esta túnica pertenece a la familia de las túnicas. Era larga y se extendía de los hombros hasta los pies, en los hombros se unía por dos tiras breves. La mujer generalmente complementaba con la palla. Un manto rectangular que podía ser utilizado como velo o bufanda. De finos materiales y confección este variaba mucho dependiendo la clase social de la dueña. A lo largo de este artículo veremos otras prendas como el ricinium, que era similar a la palla pero utilizado por las matronas y luego tenemos el Supparrum, un velo que caía de la cabeza hasta la cintura.
La stola
La stola era una variedad de túnica, que como indicamos la mujer empezaba a vestir inmediatamente después del matrimonio. Esta se ponía por sobre otra túnica, la subucula o túnica interior, de seda o lino ya que eran materiales livianos y quedarían mucho más confortables luego con la stola arriba. Tener una túnica interior era muy conveniente en los días fríos ya que la stola era un vestido liviano y poco abrigado. La túnica interior generalmente era de una sola pieza y con mangas, lo que otorgaba mayor comodidad. Las stolas podían ser de seda, lino o algodón. Aunque las de seda eran las preferidas en las clases altas. Sus colores iban del blanco crema -el color natural de la lana- al gris, el rojo y el purpura. Colores obtenidos con diferentes tinturas naturales. Se distinguía y valoraba a las mujeres con muchos hijos. Cuando estas tenían más de tres hijos podían vestir la stolae matronae que les otorgaba orgullo y prestigio en la sociedad.
Era normal adornarla con un patagium. Este era una especie de cinturón que se ponía sobre la stola. No muy ajustado y podía estar teñido de purpura, una tintura bastante costosa y -simbolo de riqueza- o estar bordado con hilo de oro y otros arreglos. Era considerado muy elegante y el usarlo le daba prestigio social a la mujer que inmediatamente la distinguía como una persona adinerada o de buen pasar.

Palla, ricinium y supparrum
Era utilizado por las matronas. Era un manto cuadrado, o rectangular perod e poca extensión horizontal. Este manto indicaba prestigio dentro de la familia y como tantas otras prendas era un indicador de status instantáneo. La mujer que lo utilizara quedaba inmediatamente señalada como una matrona. Iba de la cabeza hasta los pies, ya que generalmente se utilizaba enganchado al pelo formando un velo trasero. El ricinium no tuvo una vida muy larga, comparado con otras prendas. Rápidamente fue reemplazado por la palla. La palla también era un velo pero más práctico. Generalmente se podía utilizar como bufanda, como chal o como capucha. Era de gran popularidad entre las mujeres.
Cubrirse la cabeza estando en el exterior de las casas no era por motivos religiosos como podemos ver hoy en las comunidades musulmanas donde se obliga a las mujeres a cubrir su cuerpo. Las romanas usaban estas "capuchas" por una cuestión social. Era considerado de buen gusto y apropiado para una mujer de clase alta cubrirse.
El supparrum era más que nada una capa que iba desde los hombros a los pies. Se enganchaba de la subucula y su característica era que lograba cubrir los brazos de

Ropa interior y antecedentes de la bikini

En lo que se refiere a ropa interior encontramos varios referencias. Las mujeres para levantar el busto solían utilizar el ascia pectoralis. Una especie de corpiño que ayudaba a darle mayor firmeza al busto. El strophium y la mamillare eran también dos prendas interiores utilizadas por las mujeres. Estas eran más semejantes a los corpiños actuales. Estaban compuestas por tiras de cuero que cubrían el busto sosteniéndolo y afirmándolo.
En murales podemos ver el equivalente a bikinis. Sabemos que estos eran utilizados en competencias atléticas por las mujeres dado que las pinturas encontradas las simbolizan cargando una rama de laurel.

Características generales y prendas más utilizadas
La lana era el tipo de material más utilizado para confeccionar las prendas, dada su abundancia y fácil manejo. Esto no quiere decir que no se utilizaran otros materiales. Dependiendo del poder adquisitivo de la persona en cuestión las prendas podían ser de algodón, lino o seda. Las mujeres patricias de buen pasar prácticamente utilizaban exclusivamente seda para sus chitones. Como es lógico asumir las decoraciones eran un punto importante a la hora de definir el gusto de los romanos. Los adornos de perlas -uno de los tipos preferidos de joyas por las mujeres- eran muy utilizado para adornar desde los broches en las túnicas hasta las mismas sandalias o zapatos. Diferentes tinturas eran utilizadas para decorar la ropa. La purpura -una tintura muy costosa obtenida de los moluscos y considerada de excelente gusto- y otras tinturas de origen vegetal, también eran utilizadas para embellecer las prendas.
No hay evidencia de un uso muy difundido de ropa interior -indumenta, como se la llamaba- hasta antes de la República. Sabemos que los trabajadores utilizaban un subligar o un subligaculum para proteger sus genitales, el cual era una prenda rectangular de lino o lana que generalmente cubría también el vientre. Posteriormente surgen dos nuevos tipos de ropa interior. La subucula, que asemeja una camiseta, la cual era normalmente hecha de lino; y la camisia, que su nombre ya nos deja claro que era similar a una camisa. También vemos que estas prendas podían tener distintos modelos, encontramos el campestre entre ellos que era muy utilizado en días calurosos. Por otra parte podemos encontrar la mamillare en las mujeres. Una tira de cuero que sostenía el busto y se asemejaba al corpiño actual.

La toga

Entre las prendas que distinguían a los romanos se encontraba la toga, la cual se convirtió no solo en una prenda de vestir sino que también en un símbolo nacional, ya que solo podía ser utilizada por un ciudadano romano. Aunque en el principio la vestían tanto hombres como mujeres esta luego pasó a ser de uso exclusivo de los hombres. Por otro lado las mujeres vestían la palla que era una especie de capa o velo que se podía armar como una toga, pero no era normal, vestirla simulando una toga, ya que las prostitutas anunciaban su oficio utilizando una prenda similar toga por las calles. Esto hacía que las mujeres utilicen su palla como una capucha y no como una toga en miniatura. Esta prenda, la toga, fue tomada de los etruscos y adaptada a las necesidades romanas. En un principio su utilización era simple y solamente enrollaba el cuerpo del que la vestía. Como todo proceso en la civilización, a medida que pasa el tiempo y se innova o cambian las costumbres, diferentes patrones y reglas sociales se crean en lo que se refiere a la etiqueta y el buen gusto. Por lo que ponerse una toga pasó a ser un arte. Complicados pliegues y dobleces hacían requerir algunas veces de la ayuda de un esclavo especializado. La incomodidad que presentaba este proceso llevó a que con el tiempo se dejara de lado y se convirtiera más que nada en un "uniforme" para reuniones formales o eventos importantes.

La túnica

La túnica era otro elemento de vestir de significante importancia en el romano. Esta fue tomada de los griegos y adaptada a las diferentes necesidades de la sociedad. Por ejemplo los trabajadores utilizaban una túnica de una tela de mayor resistencia que les permitiera realizar los duros trabajos del campo. Los soldados también tenían sus túnicas especiales que le otorgaban comodidad y resistencia a las duras condiciones de los terrenos extranjeros donde combatían. En el plano social la túnica era una prenda de entrecasa. Para salir la túnica quedaba cubierta con la toga. Si bien algunas familias patricias tradicionales se negaban a vestir túnica y preferían solo utilizar la toga, para así demostrar su apego a la tradición.
Esta podía variar mucho de modelo a modelo pero su confección era prácticamente similar en todos los casos. Dos piezas de tela las cuales eran cosidas a sus costados y se dejaba un espacio a cada lado para los brazos y otro para la cabeza. Algunas presentaban mangas y había versiones de mangas largas. Se ajustaba con un cinturón por la cintura -aunque muchas mujeres lo hacían por debajo del busto- y algunas versiones con pantalones añadidos también han sido encontradas. Aunque el uso de estas especies de pantalones no era popular y posiblemente considerado de mal gusto.
La paenula
Era en si un manto con una abertura, podríamos decir que asemejaba a un poncho dada sus características. Lo encontramos cuadrado o rectangular, de dimensiones ajustables al tamaño de la persona. Si bien no era exclusivo de los pobres era extensivamente utilizado por éstos. Había paenulas con capucha y sin capucha. Por los ricos y pobres era común utilizarla en viajes y en días muy fríos. Se podía vestir tanto sobre la túnica como por sobre la toga.

Diferencias sociales basadas en la vestimenta

Como mencionamos a lo largo de este artículo las diferencias sociales se acentuaban en la ropa. No solo por una cuestión de materiales y calidad sino también por una cuestión de simbología implícita en las prendas. Era la misma sociedad la que imponía estas reglas de vestimenta que permitían ver el poder o clase del individuo. Por ejemplo solo los senadores podían usar una túnica laticlavia -con dos anchas líneas a cada lado naciendo verticalmente desde los hombros-. Estas distinciones se conoce como el latus clavus, de aquí el nombre de laticlavia. Por otro lado solo los ecuestres podían usar la túnica augusticlavia -similar a la laticlavia pero con líneas más finas-. Estas franjas se conocían como angusus clavus. Algo similar se daba con las togas. La toga praetexta, la cual contaba con un borde purpura en uno de sus extremos, solo podía ser vestida por magistrados. No solo en la ropa se daban estas diferencias. Los calcei senatorii, y como se hace evidente en su nombre eran vestidos por los senadores, eran teñidos de una tonalidad roja para que puedan ser distinguidos fácilmente. Es importante remarcar el esfuerzo que se hacía no solo por mostrar riqueza con la vestimenta, sino también poder demostrar a simple vista el poder de la persona y las divisiones de poder incluso en ese mismo rango social. Por ejemplo los calcei senatorii si eran adornados con una lunula -un adorno plateado- indicaban que este era un oficial importante. Las distinciones también se hacían a la vida personal. Con la stola se distinguía a una mujer casada de una soltera, y con la stolae matronae a una mujer que había tenido más de tres hijos. Hecho que le daba prestigio en la sociedad. Algunos oficiales de alta importancia que no eran magistrados, como por ejemplo los Pontifex Maximus, y que por ende no podían llevar togas de borde purpura, igualmente demostraban su Posición por el cuchillo de hierro conocido como Secespita, que éstos cargaban exclusivamente.
Volvamos otra vez a los materiales. Es evidente, y como ocurre en todas las sociedades, que las clases se pueden diferenciar por la ropa que visten. Una persona de mayor poder adquisitivo obviamente recurrirá a su riqueza para comprar una vestimenta más acorde a su rango en la escala social. Esto también ocurría en Roma. Los esclavos y libertos, así como los plebeyos más pobres, no vestían toga. Los dos primero porque no tenían derecho a utilizarla, ya que como dijimos era un distintivo romano que simbolizaba la dignitas y la gravitas. El último porque muchas veces podía ser una prenda costosa.
Si bien el detalle que mencionaremos a continuación no se expandió como el uso de la toga praetexta para diferenciar a los magistrados de los demás nobles. Con el tiempo se agregaron ciertos colores a las togas para remarcar la profesión de la persona que la vestía. Por ejemplo los filósofos llevaban detalles en color azul, los médicos el verde y los teólogos el negro. Esto fue más que nada un motivo de decoración y no es un dato muy conocido y referenciado, pero es importante aclararlo. más Características que podemos encontrar a la hora de señalar el status social de un individuo se encuentran en los libertos. Era costumbre que algunos libertos usaran sombreros y esto los hacía fácilmente reconocibles como libres. Las mujeres esclavas también solían utilizar sombreros pero para tareas agrícolas.

TEMPLO: El Panteón






Sistema constructivo de arcos y bóveda con casetonados y una estructura de encofrados en madera, se utilizaron diferentes tipos de mezclas y sucedáneos del hormigón alivianado con piedras puzolanicas (lava volcánica)

DOMUS


Como ejemplo clarificador de las reformas introducidas con la aparición del peristylium se puede tomar la Casa de Salustio, Regio VI, insula 2, domus 4 (Adam: 1990, 330):
El núcleo original de la casa se fecha en el siglo III a.C. y se correspondería con la letra A, y los números:
1: las fauces.
3: atrium tuscanicum .
4: tablinum.
5: alae.
6: cubicula.
9: hortus.
El número 2 corresponde a un thermopulium abierto en una de las dos dependencias que la casa tiene en la fachada.
En el siglo I a.C. la casa de tipo itálico sufrió una gran reforma, consistente en el añadido de un pequeño peristilo, se levantó un triclinium estivo en el hortus, cuyo muro de conexión con la casa fue abierto en una columnata, para poder disfrutar de las vistas desde el tablinum, así como desde las dos habitaciones laterales, a una de las cuales se le cerró el acceso desde el atrium, y se amplió del número de habitaciones, gracias posiblemente a la compra de pequeñas casas adyacentes, que fueron transformadas, ya que estos nuevos cuartos no tienen relación directa con el antiguo núcleo central de la casa. A este momento pertenecen los números:
7: comedores.
8: la nueva culina, que posiblemente se mudó a la nueva localización desde el atrium al emprender las reformas.
11: peristylium.
Las letras B corresponden a un thermopolium, con dos habitaciones en la trasera, probablemente la vivienda del que lo atendía, así como otra dependencia sin uso tipificado, un tienda, con la vivienda del que la regentaba en un piso superior no conservado, que queda de manifiesto por los restos de escalera que se conservan en el ángulo superior derecho.
La letra C es una panadería, también independiente de la casa, constituida por
12: área con los molinos de piedra volcánica para moler el trigo y obtener la harina.
13: el horno de cocer el pan.
14: el laboratorio donde fermenta la masa.
15: el despacho de los panes una vez cocidos.
16: el acceso a la vivienda de los panaderos.
Por último, cabe destacar que esta vivienda, tras el terremoto del 62 d.C. perdió su finalidad de lugar de habitación, para convertirse en un restaurante, transformándose las dependencias en salones para comer.

INSULAE





La vivienda colectiva romana

Las fuentes clásicas, en concreto los Regionarios –listas de monumentos, casas, termas, etc. realizadas por funcionarios encargados de hacer los recuentos y estos listados a principios del siglo IV d. C.-, nos dan la división básica entre los dos distintos tipos de vivienda romana, ya que registran en Roma 1.797 domus y 46.602 insulae.
Las insulae eran los bloques de casas que ocupaban una manzana entre calles. Las viviendas de las insulae tenían ventanas a la calle y sólo si eran de gran tamaño y tenían en su interior un patio cuadrado abrían ventanas y puertas al patio interior. Las distintas divisiones de una insulae se denominaban cenacula, es decir, viviendas independientes con algunas dependencias cada una de ellas –como los pisos de un bloque de viviendas actual-, por lo que su concepción es vertical. Ya en el siglo III a. C. se conocían en Roma insulae de tres pisos de altura (llamadas tabulata, contabulationes o contignationes); Cicerón, De lege agraria 2, 96, decía Romam ... cenaculis sublatam atque suspensam (“Roma sometida a los cenacula y suspendida”). Dado el riesgo que suponía la elevación de los edificios, fue necesaria la regulación de la altura de los mismos, prohibiéndose la construcción de insulae superiores a los 70 pies (=20 metros) de altura. Así encontramos testimonios de insulae de más de tres pisos (Marcial, Juvenal, etc.), en concreto de cinco y seis pisos.
No obstante, las insulae también se dividían en dos tipos: primero, las suntuosas que reservaban la planta baja como vivienda de algún individuo acomodado, gozando del prestigio y de las ventajas de una domus –de hecho, esta planta baja recibía el nombre de domus, en oposición a los demás pisos que seguían llamándose cenacula-; después, las humildes, cuya planta baja se reservaba para tabernae, locales para almacenes y tiendas.
Estas tabernae estaban completamente abiertas al exterior –unos batientes de madera permitían abrirlas por las mañanas y cerrarlas por las noches- y tenían el espacio limitado para albergar un almacén, un taller de artesanía o un mostrador de una tienda. Generalmente, una escalerita al final de la tabernae permitía el acceso a la vivienda del inquilino de la tienda, los guardas del almacén o los obreros del taller; esta vivienda generalmente era única estancia donde se dormía, cocinaba, trabajaba, etc.
Las insulae generalmente ocupaban una superficie entre 300 y 400 m2 y tenían sus paredes hechas de ladrillo aparejado o también podían estar hechas con el más barato opus craticum –un armazón de madera relleno de piedra de machaqueo y mortero-, con numerosas y amplias puertas y ventanas. La línea de fachada de las tabernae estaba protegida por unos pórticos; al mismo tiempo en las calles anchas las insulae podían tener logias o pérgolas –pergulae- que reposaban sobre los pórticos o balcones –maeniana- de madera, ladrillo, etc.; las pilastras de las logias y balcones se decoraban con plantas y las ventanas con macetas. Los suelos de las insulae más suntuosas se revestían con baldosas y mosaicos, mientras que sus paredes podían estar cubiertas por pinturas de colores vivos. Sólo en la planta baja había retretes y quizás agua corriente, por lo que eran viviendas miserables e insanas. En contrapartida, las insulae solían tener poca solidez en su construcción, escasez de mobiliario y deficiencias de iluminación, calefacción e higiene.
La desproporción entre la superficie y la altura de las insulae las hacía inseguras, siendo muy frecuentes sus derrumbamientos; así se legisló sobre el grosor de los muros para lograr una mayor base de apoyo para los distintos pisos (45 cms. en época de Vitruvio). Otro problema eran los frecuentes incendios. Las insulae eran construidas con vigas de madera, pero para cocinar y para calentarse se usaban infiernillos portátiles, velas, lámparas de aceite, antorchas, etc.; a ello se suma que el suministro de agua rara vez llegó a las insulae, de modo que los incendios estaban a la orden del día y su sofocamiento era una tarea bastante ardua, por cuanto se propagaban con gran rapidez a otros cenacula y a otras insulae.

Problemas
Generalmente el lote era comprado por un empresario que invertía en la insula y trataba de sacar el mayor provecho de estas. Era una inversión especulativa donde se trataba de invertir lo menos posible, ahorrando en materiales y calidad de construcción y a la vez aprovechando el espacio de la mejor manera posible, construir más y más plantas. Esta búsqueda de una mejor rentabilidad del suelo adquirido llevaba a que algunas insulas superaran los 7 u 8 pisos y los derrumbes se hicieron eco de esto.
Los incendios, como dijimos, eran moneda corriente. Uno de los factores que promovió la propagación del impresionante incendio que tuvo suceso durante el imperio de Neron fueron las insulas incendiándose una tras otra. Luego de este incendio, y es por lo que se sospecha que fue provocado intencionalmente, se construyó una ciudad mejor planificada arriba de las ruinas.

Restricciones y leyes

Julio César, quizá por haber vivido en una insula en su juventud, fue uno de los primeros lideres en ver los problemas que traían a la salud pública. No solo en la cantidad de pestes y enfermedades que producía el hacinamiento en tan incomodas condiciones de vida. Una de las mayores causas de muerte eran los incendios y derrumbes que había como ya hemos mencionado. El hecho del poco espacio entre estas estructuras hacía que el fuego se propague de una a otra como en un efecto domino. Para evitar esto con el tiempo se fueron decretando leyes para regular su construcción, aunque era muy difícil que alguien las tomara en cuenta. César estableció una altura máxima de 8 plantas -19 metros- que fue rectificada por Augusto. Otro emperador en ver los problemas de las insulas fue Trajano quien limitó la altura de las insulaes a 6 plantas. Luego cuando se comenzó a utilizar ladrillo y concreto aumentó nuevamente la altura. El ladrillo se comenzó a usar posteriormente, y también una versión primitiva del concreto, por orden de las autoridades.
Una restricción muy importante fue la de ambitus que dictaba una separación mínima entre cada edificio, de esta manera se evitaría la propagación espontanea de incendios, esto logró evitar en parte los incendios. Recordemos que estas viviendas no tenían cocinas ni baños y generalmente la gente para calentarse o cocinar empleaba braceros, los cuales eran un peligro mortal en una estructura de madera -esta fue otra de las razones por las cuales se comenzaron a utilizar otros materiales en períodos posteriores-.
Dichas restricciones y leyes mejoraron en gran medida la calidad de las construcciones. Se limitaron considerablemente los incendios y derrumbes que tanto eco hacían en los escritores de la temprana República. Hoy en día sobrevivieron algunas edificaciones, obviamente de las mejor construidas lo que no nos da una visión objetiva de como era las construcciones más precarias.

FUENTES:

- CARCOPINO, Jerôme: La vida cotidiana en Roma en el apogeo del Imperio, Madrid, 1993
- CONNOLLY, Peter y DODGE, Hazel: La Ciudad Antigua. La vida en la Atenas y Roma clásicas, Madrid, 1998
- PAOLI, Ugo Enrico: URBS. La vida en la Roma Antigua, Barcelona, 1990
www.imperivm.org

MAQUINAS DE GUERRA ROMANAS



http://yademas.blogspot.com/2010/02/hbyh-y2a-maquinas-de-guerra-en-la.html

Máquinas de asedio

Otro tipo de máquinas de guerra que utilizaron los romanos fueron las utilizadas durante un asedio.
Para abrir brechas en los cinturones defensivos enemigos utilizaron el ariete, en sus distintas modalidades y formas. Sustancialmente consistía en una viga larga y robusta de madera en donde el extremo que soportaba el esfuerzo era revestido de metal, generalmente hierro o bronce, con forma a veces de cabeza de carnero. Este era empujado hasta la base del objetivo de varios modos, pero el sistema más simple y primitivo era el llevado al hombro por soldados que luego procedían a golpear el muro. Cuando el ariete era suspendido a un armazón de madera —aries pensilis—, se ataba la parte posterior de la viga con sogas, se tiraba de él, y se soltaba produciéndose el golpe contra el objetivo. Si era provisto de ruedas o troncos para facilitar el desplazamiento del mismo se le denominaba aries subrolatus. El sistema más complejo y seguro para los soldados que estaban al servicio del ariete fue el testudo arietata, los soldados estaban protegidos bajo una marquesina móvil de madera, revestida por materiales resistentes al fuego, y la percusión del ariete era provocada a través del empleo de dos fajas de sogas que tiraba del ariete adelante atrás contra el objetivo.

Procopio cuenta de un ariete movido por cincuenta hombres, y Vitruvio de otro en donde cien hombres fueron dedicados a su servicio.
Para defenderse de la acción de los arietes, se usaba un instrumento parecido a una gran tenaza o garfio, el cual intentaba atrapar la cabeza del ariete, y retenerlo levantado para impedir el uso del mismo.
Para el asalto de las murallas enemigas utilizaron las torres móviles. Estas estaban construidas de madera, con una altura superior a la de las murallas a las que se quería acceder, y eran revestidas de material refractario, incluso se tiene noticias de torres revestidas de metal. Por su interior se accedía de un piso a otro a través de escaleras, y se disponía de numerosas troneras por las que se podían hostigar al enemigo. Las torres eran montadas sobre ruedas o troncos de madera, y empujadas por soldados, o con el auxilio de animales con poleas y manivelas. Algunas torres de grandes dimensiones tenían en la base un ariete. Estas estructuras tan grandes y pesadas solo podían moverse sobre terreno llano, lo que requería de una preparación del terreno, y por supuesto se anulaba el factor sorpresa en el ataque, por lo que el enemigo podía tratar de cavar fosos o agujeros ocultos sobre el terreno, de modo que se hundiera con el peso e inutilizarlo.
Para el asalto también se utilizaban escalas de madera, cuerda o cuero. Vegezio también cita los scalae speculatoriae, una especie de carretilla con un entablado enclavado en la cumbre, sobre la que un soldado era puesto con funciones de observación. Otra máquina para alcanzar las murallas enemigas era el tolleno, una máquina parecida a un ascensor, formado por una viga vertical en cuyo extremo superior se encontraba otra viga horizontal, los hombres se subían a un cesto, y mediante el uso de sogas el cesto era subido a la altura deseada.
Para acercarse a las líneas enemigas con el menor peligro posible se construía una serie de mamparos de madera, recubiertos de pieles. Si eran fijos recibían el nombre de vinea, y si era móvil, porticus. Pero el más sencillo era la tortuga, formada por los escudos de veinticuatro soldados.
Otras armas de defensa pasiva puestas frente a las fortificaciones para evitar las cargas enemigas eran: los tribulus, formado por cuatro brazos de madera o hierro, con las puntas afiladas, atadas de modo que cayese como cayese siempre se encontraba una punta hacia arriba, también se utilizaba clavos desparramados sobre el terreno, y que pretendía contrarrestar las cargas de caballería, o se clavaban en fosos o agujeros cubiertos grandes estacas con la punta hacia arriba, estas estaban afiladas y calentadas al fuego para endurecerlas.
En el sitio de Alesia (la Galia), Julio Cesar ideó una doble línea de fortificaciones que habrían de servir para defenderse del ataque de los sitiados en Alesia, como de los que acudieron en ayuda de los mismos. Los legionarios cavaron un foso de 6 m de anchura, y a unos 400 m de este, otros dos fosos paralelos de 5 m. de ancho para protegerse del ataque exterior. El foso más exterior se excavó en forma de U y se lleno de agua, y el otro en forma de V. La tierra extraída de los fosos se utilizó para realizar unos terraplenes coronados con una empalizada de madera, y cada 25 m se levantaron torres de tres pisos de altura. En lo alto de la empalizada se clavaron horizontalmente estacas afiladas, y delante de los fosos se excavaron cinco zanjas de 1,5 m de profundidad, donde se colocaron filas de gruesas ramas puntiagudas formando un cercado. Delante de este cercado se excavaron ocho hileras paralelas de hoyos, en cuyo interior se clavaron gruesas estacas afiladas, y que fueron camufladas con ramas y maleza, y frente a estos se colocaron miles de tarugos de madera de 30 cm de largo con una lengüeta de hierro, esta sobresalía del suelo en forma de garfio, y estaba preparada para ser pisada y clavarse en el pie.

Pagina recomendada
http://www.legionesromanas.com/

El ejército romano

El ejército romano se hallaba muy estructurado, aunque su organización cambió con el paso del tiempo. En tiempos de César, la unidad mínima era la centuria, compuesta por 80 hombres y mandada por un centurión. Dos centurias hacían un manípulo; tres manípulos componían una cohorte, con 480 legionarios, y diez cohortes integraban una legión, que, en orden de batalla, formaba en tres filas.
El equipo básico de un legionario se componía de un yelmo, un protector dorsal o cota de malla, un escudo circular o rectangular, una daga, una espada y una lanza arrojadiza.
Los legionarios se incorporaban al ejército, tras un periodo de dura instrucción, para servir durante veinte años. En caso de necesidad, Roma podía ampliar los contingentes reales de tropas de cada legión o bien enviar a uno de sus dos cónsules, ya que los cónsules tenían mando sobre dos legiones. Así, se calcula que se emplearon en el cerco de Numancia a unos 20.000 hombres.
En Hispania, la conquista de la Península no fue llevada a cabo sólo con las tropas romanas, sino con el apoyo de los indígenas. Ya desde la época de la II Guerra Púnica, las legiones romanas comenzaron a contar con los celtíberos, que se situaban junto a las tropas auxiliares. Los cartagineses se sirvieron igualmente de hispanos, de unos como aliados que se costeaban su equipo y sus gastos, pero de otros como mercenarios. Las malas condiciones económicas de algunas poblaciones obligaban a que muchos buscaran en la guerra un medio de subsistencia. La guerra de conquista contribuía a disolver las tensiones sociales de Italia. Además, los soldados legionarios encontraban pocos estímulos para desear el fin de las operaciones militares, ya que la guerra les ofrecía al menos un medio de vida.
La defensa de Roma y de Italia permaneció muchos años con la estructura creada por Augusto. Roma contaba con siete cohortes, con un contingente de 480 hombres por cohorte, además de sus mandos, conocidos con el nombre de guardianes, vigiles, con funciones análogas y mixtas a las de los bomberos y policía municipal de nuestras ciudades. Ocasionalmente cumplieron otras funciones como la de apoyar a las tres cohortes urbanas, también de 480 miembros, que tenían una clara misión militar.


Inicialmente, estas cohortes urbanas eran la única cobertura militar estable de la ciudad de Roma, ya que las nueve cohortes pretorianas estaban distribuidas por Italia. Bajo Tiberio y a instancias de Sejano, se construyó en Roma un gran campamento militar, el Castro Pretorio, capaz de albergar al conjunto de los componentes de esas cohortes pretorianas. Una cifra de 10.000-11.000 pretorianos en Roma era suficientemente importante como para no tener incidencia en la vida política. Sólo en el siglo I, Sejano, como prefecto del pretorio, ya pretendió desbancar a Tiberio del gobierno, los pretorianos fueron quienes proclamaron a Claudio; intervinieron en la crisis del 68-69, y contribuyeron al derrocamiento de Domiciano y a la imposición de Nerva, en este caso con el apoyo del Senado.
El peligro potencial de los pretorianos quedaba disminuido por varios factores. Disfrutaban del privilegio de tener el más corto período de servicio militar, dieciséis años, y, con frecuencia, recibían donativos extraordinarios de los emperadores. Pero también entre sus tropas terminaron estando reducidos grupos de elite y de la máxima confianza del poder imperial como los espías, speculatores, y la guardia personal del emperador. De ahí que el prestigio militar de los emperadores, unido a su hábil trato con los mismos, consiguieron controlar ese potencial peligro que se manifestó como tal en el siglo I.
La consolidación de la romanización del Imperio fue modificando las preferencias sobre los centros de reclutamiento legionario. Cada día fueron entrando más provinciales en las legiones. Desde Adriano se tendió incluso a que el reclutamiento se hiciera en lo posible en la propia provincia donde estaba asentada una legión. Ello abarataba considerablemente los costos de desplazamientos de los soldados.